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Writer's pictureNatalia Roman Lopez

Trilogía Pirenaica: Aneto - Perdiguero - Posets

Updated: Jul 23, 2023

El pirineo aragonés no es terreno para liebres. Sí para sarrios y corzos. Sus cimas requieren grandes dosis de orientación y, a pesar de relojes GPS y wikiloc, la mejor manera de iniciarse es por medio del compañero experimentado. Buenas noticias: el humano prevalece.

Un kilometro puede durar 5 minutos... o 50. En este pirineo salvaje e inhóspito, los números sí mienten. Ante esta cruda realidad, lo mejor es la paciencia – vaya, me la he dejado en casa 😉


Cresta Posets por la vira Este
Pirineo salvaje. © Jorge García-Dihinx

Para comprender los motivos que me llevaron a soñar con una línea imaginaria uniendo 3 gigantes pirenaicos – Aneto, Posets, y Perdiguero - debemos retrotraernos en el tiempo; como mínimo hasta una fecha similar de julio de 2021, cuando uní Aneto y Posets por otra ruta más rápida pero menos lógica. Probablemente algo más allá, al verano de 1998, seguido del invierno del 2000. Ambos marcan el primer contacto con un valle – el de Benasque – que desde entonces ha ocupado mis días de andanzas y más de una noche de sueños.


‘He aprendido a temer no sólo lo que se concibe, la idea, sino lo que la antecede o le es previo. Y así yo soy mi propio dolor y mi fiebre’. Javier Marías, Tu Rostro Mañana.

Poco a poco, aprendí la receta para afrontar aventuras de un tamaño tan desbordante que casi uno no se atreve a expresar en voz alta. La receta – no para el éxito, ¡sino para el comienzo! – requiere: experiencia en montaña, conocimiento del terreno y ruta, resistencia física y mental, y una mezcla de ganas y determinación mayores que los imprevistos que puedan surgir. Dos cositas más, - quizás las más importantes – un equipo donde apoyarse y la cabeza fría para tomar decisiones ‘en el fragor de la batalla’.


La ultradistancia siempre es un deporte de equipo
La ultradistancia siempre es un deporte de equipo

Lo que viene a continuación es el relato de las 26 horas y 36 minutos que me llevó cubrir los 70.3km +5620m enlazando las cimas de Aneto, Perdiguero, y Posets de la forma más lógica y estética que dibujé en mi cabeza tras años de exploración pirenaica. En otras palabras: do not do this at home.



Ruta: salida de Benasque -> Aneto por Coronas con bajada por Saltarillo a Llanos del Hospital. Perdiguero por Remuñe con bajada por el collado de Ubago al Refugio de Estós. Posets por el collado de La Paul y posterior vira E + cresta con bajada final por Refugio Ángel Orús a Eriste.


ANETO: DOS LUCES EN LA ARDIENTE OSCURIDAD


Benasque – Ref Coronas – Collado Coronas – Aneto – Ibón Salterillo – Besurta – Llanos Hospital (aparcamiento del vado).



Ya se sabe que dios los cría y ellos se juntan. Hablo de los motivados como Mariano, al cual conocí bajando del Posets (bueno, él subía). Café mediante, las aventuras esporádicas han sido una constante en los últimos años. Bastó un audio explicándole mi plan loco para que Mariano confirmara su disponibilidad y voluntad de acompañarme al primer gigante, el Aneto.



Son las 21:45. Es momento del tradicional café que precederá a una noche en vela. Estoy con ganas de empezar y cuando veo en el reloj las 21:59, me entra un ataque de prisa como si me fuera a perder la salida de una carrera. ¡Qué tontería! Mariano y yo enfilamos la calle Mayor de Benasque y corremos los primeros 2k con las últimas luces del día. Cielo despejado, temperatura cálida. Me pregunto cómo será la dinámica de ir juntos, pero a la vez con objetivos diferentes: él siempre dispuesto a echar una mano; yo concentrada en el aquí y ahora, pero también con un ojo puesto en lo que me espera más allá del Aneto.


Entre charleta y charleta llegamos al final de la pista de Ballibierna en 1h 42’ -casi 20 min más rápido de lo calculado. Probablemente, no las mejores noticias cuando esperas estar en movimiento 24h. Mariano está preocupado por pasarnos de ritmo; yo por la sed. Hasta aquí mi glucemia ha seguido un patrón que bien conozco de las carreras que salen de noche. Poco a poco ha subido de 80 a 130 mg/dL a pesar de no comer y solo beber agua. Mi tendencia sería corregir con 1u de insulina rápida. Sin embargo, decido esperar y ver cómo evoluciona una vez que cojamos la senda. La insulina basal de la noche la he reducido de 6-7u a 4u Levemir. Además, he cenado un buen entrecôte 5h antes de la salida para que tanto la proteína como la insulina regular Actrapid estén ya fuera del sistema.


Nuestra ruta - con sus embarcadas - por al S al Aneto sobre el mapa topográfico
Nuestra ruta - con sus embarcadas - por al S al Aneto sobre el mapa topográfico

Desgraciadamente, mi sed se ha transformado en deshidratación nivel ‘barriga de niño africano’ y las consiguientes nauseas. ‘Nos conocemos, amiga. Pero esta vez, mando yo’, le digo. Me encomiendo a la gran Courtney Dauwalter y me repito una y otra vez que todo pasa, embrace the pain cave.


Ahora es cuando empieza el trabajo en equipo. La navegación nocturna resulta ser - de lejos - el aspecto más complicado del Aneto. Los dos conocemos la ruta, y por ello mismo somos plenamente conscientes de lo fácil que es perder la senda. Una vez en la zona de los ibones, seguir mojones con la noche cerrada nos resulta complejo. Menos mal que somos dos optimistas motivados. Lo importante no es cuantas veces te embarcas, sino cuánto rato te cuesta desembarcarte. En la zona baja del bosque dibujamos unas líneas de GPS para el recuerdo y las posteriores risas. Navegamos los ibones medio y superior de Coronas con relativa soltura.


Embarcadas nocturnas para el recuerdo y las risas

La nieve parece no llegar nunca. Con una glucemia ‘instalada’ en la perfección (alrededor de 90 mg/dL) decido comer una barrita (12g protein, 9g carbs) con 1u fiasp. Por fin cogemos la senda glaciar - todavía sin nieve - que enfila hacia el collado de Coronas. Sin embargo, en la zona alta nos encontramos escalando una chimenea que no encaja con nuestro recuerdo de la zona y, efectivamente, se encuentra a la izquierda de la subida normal. Nos toca retroceder y cruzar un nevero duro e inclinado. Si esperamos a necesitar los crampones, será ya demasiado tarde para ponerlos con seguridad. Crampones, guantes, manga larga, y cuidadín.


Detalle de nuestro error en el collado de Coronas y las variantes para llegar a la cima por roca y nieve

Lo que más me preocupa de la zona son los desprendimientos de piedras. Algo que no podemos controlar, pero sí minimizar sin nos movemos con eficiencia. En un pis pas estamos en el collado y respiramos aliviados. Son las 3:20AM del lunes. Mantenemos crampones hasta que la huella se corta y parece que toca roca. Qué raro, ninguno de los dos lo recordamos así. Quitamos crampones y, aunque más adelante se podría progresar por nieve, conseguimos evitarla y llegar hasta la cima por roca. El cielo, de un negro impertérrito. Estrellada y ventosa noche. Antes de llegar a la cruz de Aneto 3404m, la cabeza ya planea cómo gestionar la bajada hacía el ibón de Salterillo. Foto y mensaje a Jorge: Cima 4am. Vado 6:30?


Cima del Aneto. 4AM
Cima del Aneto. 4AM

Subiendo hemos localizado la huella de los que suben por la cara N, que será nuestra bajada. Más directa que de costumbre, pero sobre una nieve perfecta – ni demasiado dura haciendo peligrosa una caída, ni demasiado blanda como para hundirse y retrasar la progresión. Al ponernos los crampones alrededor de 3300m, también mido glucemia en sangre (hasta ahora me fiaba del sensor Dexcom CGM). ¡Cómo no! cuando yo bajo, ella sube. Para frenar la subida, me pincho 2u fiasp y termino la barrita de proteína. La bajada sobre la nieve requiere atención, pero es rápida. Llevo doble frontal – frente y pecho – lo cuál ayuda a ver lo inmediato y parcialmente lo que está por llegar.


Detalle de la ruta de bajada por Salterillo - la normal al Aneto debido al estado del glaciar

Nieve continua – y cada vez más blanda - hasta 2800m. Quitamos crampones, y con ellos se marcha también el optimismo jaja Desde este punto hasta el cruce con la senda de subida al collado de la Renclusa / bajada a Aigualluts, tanto la navegación como el terreno se vuelven insufribles. Gracias a la buena memoria de Mariano vamos bajando en una diagonal infinita hacia la izquierda. Las primeras luces sobre la divisoria con Francia nos brindan un amanecer rosa. La potencia de las frontales (llevo dos con sus baterías de recambio) flaquea, y espero con ansia el momento en que la luz natural baste para saltar de piedra en piedra.


Mapa besurta, llanos del hospital
Sección entre la Besurta y mi primer 'avituallamiento' en el Vado de Llanos del Hospital

Acordamos bajar por Aigualluts aunque toque mojarnos. Finalmente, Mariano se saca de la chistera una travesía ‘en precario’ por encima del barranco y nos ahorramos 15’ de vuelta. Llegando a Besurta (7am), no necesito ni sensor ni glucómetro para saber que urge tratar una hipoglucemia. Nada que unos ositos de gominola y un dátil gigante no puedan solucionar. Continuamos trotando con alegría por el GR entre vacas hacia Llanos del Hospital. ¡Qué felices nos hace la luz de la mañana!


Ya no queda nada para el desayuno, aligerar la mochila, ropa seca…. El paraíso!



PERDIGUERO: AGUA, PIEDRAS, Y SOLEDAD


Aparcamiento Vado – Remuñe – Ibon Blanco Literola – Perdiguero – Collado Ubago – Cabaña Turmo – Refugio Estós


7:30AM Knock, knock. Jorge abre los ojos de bello durmiente y enseguida nos ponemos en acción (aunque sin ninguna prisa). Toda la noche en modo navegación ha dejado el reloj casi sin batería. Cambio de ropa, bocata de pavo y queso crema con pan keto, tortilla de patata, galletas… media hora pasa volando. Me pincho 3u Novorapid con el desayuno totalmente ‘a ojo’. A su vez, toca insulina basal: 5u Levemir, en lugar de las 8-9u correspondientes.




Llena de optimismo – y sorprendentemente fresca físicamente – a las 8AM me despido de Mariano – gratitud infinita – y Jorge – see you later, alligator – y encaro con calma el repechón que une el vado con el comienzo de la senda del valle de Remuñe. El Perdiguero va a ser mi pequeña fiesta privada. Turn on the music! Noto que el cuerpo ha pasado a ‘modo ultra’ y por suerte sigo un ritmo constante que no me desgasta en exceso.


Valle de Remuñe una vez superada la zona inicial de bosque
Valle de Remuñe una vez superada la zona inicial de bosque

La insulina del desayuno me está pasando factura y, aunque las hipoglucemias nunca llegan a ser muy pronunciadas, voy comiendo gominolas durante la mayor parte de la subida tendida. Sin embargo, mi sensor de medición continua de glucemia da valores bajos por error. Gracias a la música y a la belleza de este infinito valle, consigo distraerme de los pitidos de las alarmas del sensor… También aprovecho para beber en abundancia (la deshidratación hace que el sensor funcione peor) y meter las piernas en cada río, riachuelo, y charco.


Mucha agua por todo el Valle de Remuñe
Mucha agua por todo el Valle de Remuñe

Tras 1.5h siguiendo la margen orográfica izquierda del río – que por entonces seguía a la sombra – cruzo al otro lado en dirección al Portal de Remuñe. Por momentos dudo que la senda herbosa con gran exposición – he pasado de bastones a guantes de jardinera – sea la ruta normal. Aun así, me resulta cómodo progresar, voy en la dirección correcta, y ganando altura. ¡Qué más se puede pedir!


En la travesía de hierba

Más arriba, una atravesía horizontal me deja en la senda marcada con puntos que va al Ibón Blanco de Literola. Piedras y más piedras.



Finalmente alcanzo el Ibón en bajada y afronto la escombrera del Perdiguero ‘dios mío, qué pereza’. El viento, incesante. De mi última vez allí, recuerdo este tramo tan incómodo, y la cima tan lejana, ¡¡que cuando llego a ella estoy convencida de que no es así!! Hasta que no encuentro la piedrita ‘Perdiguero 3222m’ no me lo creo. Foto y funambulismo para encontrar cobertura. Breve mensaje: Cima 12:02. Puntual como un tren suizo.


Cima del Perdiguero
Cima del Perdiguero 4h después de salir del parking del Vado

El collado de Ubago posibilita unir el valle de remuñe /Literola con el de Estós. Esta poco transitada variante - la conocía solo en subida y el recuerdo es ya muy borroso - me resulta perdedora y tramposa. Miro y re-miro el track y también al horizonte en busca de mojones. A veces no veo ninguno; otras, demasiados y en direcciones opuestas. La progresión se hace lentísima. La batería de garmin se aproxima peligrosamente al dígito único. Ni que decir tiene que los únicos seres vivos a kilómetros a la redonda son las vacas de los pastos de Ubago. La glucemia es la única certidumbre: estable y perfecta.


Larga subida por Remuñe al Perdiguero y directa bajada por Ubago al Valle de Estós
Larga subida por Remuñe al Perdiguero y directa bajada por Ubago al Valle de Estós

La situación empieza a cabrearme. Sin camino claro o dirección cierta, me muevo de piedra en piedra. Tanto equilibrio y atención me genera fatiga mental. Sólo quiero llegar al falso llano de la pradera. ¿Y después qué? Menos mal que la batería del reloj alcanza para colocarme en la senda correcta que se adentra en el bosque. Desde aquí casi veo la cabaña del Turmo y ciertamente siento el calor del valle ascendiendo como llamas de hoguera. Cada río, un baño.


Cuando salgo del bosque, han transcurrido 2h30’ desde la cima. Pensaba estar ya en el refugio de Estós… sin embargo, todavía me separan 4km No se si son las ansias de llegar a mi ansiado avituallamiento, el estar ya en terreno conocido, o el saber que para el Posets cuento con la ayuda de Jorge… el caso es que me pongo a correr como si acabara de salir de casa. Bajo un sol de justicia, llego al Refugio de Estos a las 3PM. No lo sé todavía, pero ese trote totalmente innecesario me va a ‘regalar’ horas de sufrimiento más pronto que tarde.


POSETS: MANUAL DE RESISTENCIA


Refugio Estós – Collado La Paul – Vira E – Posets – Canal Fonda – Ref Ángel Orús - Eriste


Nuestra ruta al último gigante: Posets

Veo un par de brazos como aspas de molino saludándome desde la terraza del Refugio de Estós. Los gritos sólo los intuyo ya que voy con la música a tope. Ahí está Jorge, fiel escudero. Después de muchas horas en la soledad e intimidad de la montaña más remota, resulta siempre extraño volver a entrar en contacto con la realidad y los humanos que la habitan. Me encuentro un poco desubicada entre montañeros tomando cerveza, acordando la hora del desayuno, y hablando de la ruta del día siguiente. Menos mal que Nico – el guarda de Estós – está pendiente de nosotros y nuestras peticiones ridículas… ¿hielo? ¡No por encima de 1500m!


Finalmente me lavo un poco cara y manos para poder medir glucemia con fiabilidad, me pincho 3u fiasp (resultarán ser demasiadas) y como algo de bocata de jamón, patatas fritas, almendras, galletas. En pequeñas cantidades por el apabullante calor. Mención especial al vaso de leche de Nico. Yo no sé qué pasa, pero el reloj se acelera en los descansos. Enseguida pasan 30’ y pienso que ya vamos echándole un pulso al atardecer.


© Jorge García-Dihinx
La tarde pinta dura © Jorge García-Dihinx

Me cuesta horrores retomar la marcha, lo cual sorprende y preocupa a partes iguales. Cruzamos el río y enfilamos esa media ladera herbosa que el pasado septiembre estaba llena de vacas (y mierdas de vaca), y que ahora nos recibe con una vegetación de cerca de 1m de altura. Bromeo con hacerme vegana… I don’t think so!


Siguiendo a Jorge que busca siempre la mejor línea © Jorge García-Dihinx

A cada paso trasluce la realidad: me cuesta respirar en cuanto rebaso la mitad de mi zona 2. Vamos, que me ahogo. Y el calor no ayuda. Piloto automático: Jorge a cargo de la navegación, visera calada, pasito corto, y la única marcha que tengo (subimos a unos 400-450m la hora). En cuanto llevamos una hora de marcha saco la calculadora: si hemos subido 400m y la subida son unos 1500m, ya ‘solo’ nos quedan 1100m. Bueno, en realidad, los últimos 200m de roca, vira, y cresta no cuentan; así que nos quedan 900m. Total, un par de horas. ¡Aquí el que no se consuela es porque no quiere! Si no conociéramos el terreno, igual hasta colaba…


Terreno 'ingrato' hacia el collado de La Paul
Terreno 'ingrato' hacia el collado de La Paul

Y el Dexcom no para de pitar cada 5 minutos. En algún momento noto síntomas de hipoglucemia que trato con higos secos y tabletas de glucosa. Pero llega un punto que dudo de la veracidad

de los valores del sensor. La glucemia en capilar marca 4.4 mmol/L (82 mg/dL) justo después de engullir


unas chuches y darle un mini mordisco a un Sneakers de Jorge. Intuyo lo que va a pasar – hiperglucemia al canto – pero estoy demasiado harta del teatrillo T1D. ¡Que le den!


Entre silencios que dicen más que cualquier palabra, avistamos el collado de La Paul. ‘Está a tomar por Gauli’ (dicese de un lugar muy lejano) suspiro con algo de desconsuelo. Jorge suelta su último ‘todavía es más corto bajar por donde hemos venido que seguir’. Y UN JAMÓN! le digo – aunque no lo piense. Mientras tanto, el reloj marca +5000m de desnivel. Un pequeño empujoncito moral.



Al superar el collado de La Paul por fin ganamos una visión completa sobre la cuenca que nos llevará a la famosa pared Este con su vira ‘mágica’. Y es que - a menos que sepas dónde está ese pasillo directo a la cresta – la pared parece inexpugnable. Mi esperanza es progresar por nieve cuanto antes y llegar con crampones lo más alto posible. Después, continuamos en travesía horizontal hacia la derecha buscando la vira – ATENCIÓN, TERRENO MUY PRECARIO. Técnicamente es una trepadilla fácil, pero sobre terreno totalmente descompuesto y con patio bajo nuestros pies.



Cuando estamos a escasos metros de alcanzar la vira, un nevero literalmente colgado de la pared nos corta el paso. Le digo de medio broma a Jorge que pruebe a pasar entre la nieve y la pared. Sus gritos de alegría cundo llega al otro lado confirman que no era una idea tan tan loca. Aliviada, paso y le doy un mordisco al nevero. ¡Qué rico! Eso sí, nada de cantos de sirenas; a cada paso acelerado, le sigue una pausa-jadeo. En fin, sabíamos a lo que íbamos, ¡y aun así fuimos!


Aproximación a la vira con su nevero colgado

La cresta con las luces de la tarde gana en belleza. Jorge documenta estos momentos en foto y video. A mi me viene justo para progresar a ritmo de infantería. Es de las pocas veces que la fatiga aplaca las emociones típicas que afloran al alcanzar una cima soñada – una trilogía de cimas en este caso.



Agradezco a Jorge su paciencia y me disculpo por hacerle sufrir. Ahora solo queda bajar de este monstruo pirenaico. No importa cuantas horas dure. Ya veo el fin.



Sorteamos la parte más técnica con resbalones varios. Conseguimos evitar la nieve en la Canal Fonda por su izquierda. Y al llegar al GR que une los refugios de Angel Orús y Biados, sabemos que ahora solo queda resistir. Y en la mochila llevamos el manual de resistencia (versión de bolsillo, que la tapa dura pesa jaja).



Eso sí, yo no contaba con la fiesta visual y auditiva que me iba a acompañar en cuanto la falta luz nos exigió encender la frontal. Minutos antes de llegar al Ángel Orús comparto con Jorge mi sorpresa al ver un campamento de tiendas igloo perfectamente alineadas. Obviamente no hay ningún campamento. No sé qué le pasaría a Jorge por la cabeza (mejor leer su crónica).



En la cima mi glucemia estaba algo alta y continuó en ascenso durante los primero 500m de desnivel. Traicionando mi intención de no corregir con insulina glucemias por debajo de 160 mg/dL en carrera (aunque esta locura no lo sea), me pincho 2u fiasp. La glucemia comienza a bajar lentamente hasta que, momentos antes de llegar al refugio, lo hace en picado. Empiezo a sudar (gracias, señora adrenalina), me falta coordinación física y mental. Dátil, chuche, galletas… y medio litro de leche ofrecido por el amable guarda. Sé que me estoy pasando 3 pueblos y medio, pero…. ¡Qué rica está la leche!



Solo nos queda bajar por senda a la Espigantosa y por la pista a Eriste. Encendemos frontales y un millón de insectos se frotan las alas (??). No podemos ni respirar o abrir los ojos. Nos movemos por momentos sin luz, a veces con la luz roja, y, cuando parece que hay menos vegetación, con la intensidad media del foco. Cada vez que la senda transcurre cerca del río yo oigo con toda claridad la música y las conversaciones de una fiesta. Sé que no es real, pero los sentidos lo disimulan de maravilla. A su vez, los tropezones son constantes y cada golpe en las uñas me hace maldecir esta bajada.



Ya en la pista, las alucinaciones visuales son tan creativas que me siento como en el cine 3D. Elfos de navidad, botes de cristal con velitas, Jorge sosteniendo un cartel con una flecha gigante… y entre medias pensamientos lúcidos del tipo ‘ostras, a esto es lo que se refería la peña’. ¡Ya pertenezco al club de los avistadores de unicornios!


Llegamos a Eriste y ahí está ella: Anita, alias churri, alias la avitualladora oficial.


Tanto Ana como Jorge concluyen: PERO QUÉ NECESIDAD!!!!


Yo, borracha de felicidad, cansancio, y lucecitas de colores, concluyo que si un ‘porque está ahí’ valió para justificar expediciones al Everesst, bien vale para explicar estas trilogías de aspirante a aventurera.


FIN



CONCLUSIONES SOBRE EL MANEJO DE TYPE 1 DIABETES


A nivel glucémico, estoy contenta con el resultado. Aun así, es un aprendizaje continuo donde es difícil distingui el patrón de la anécdota.


Glucemia 24h Dexcom CGM
Glucemia durante las 24h (con sus errores de edición)

Me quedo con:

  1. La reducción en basal fue my acertada. Sobretodo los días posteriores al ir incrementando basal 1u por dosis.

  2. Las subidas de glucemia típicas de las bajadasse produjeron en Aneto y Posets. Las correcciones de rápida consiguen pararlas, pero el coletazo de rápida a las 2h es peligroso. Quizás un buen momento para meter hidratos.

  3. Definitivamente, la insulina regular Actrapid la puedo desterrar en estos días de montaña. La metabolización de la proteína y posible gluconeogénesis ocurre en als 2-3h post-prandial y la Novorapid lo cubre bien.

  4. En un cierto punto, el estrés en el que está el cuerpo genera un cortisol baseline que *quizás* podría ser contrarrestado con un boost de basal. Sin emabrgo, no tengo ni idea de cuándo ocurre este fenómeno y el riesgo de hipoglucemia no compensa hacer experimentos.

  5. No todos los hidratos se comportan igual a al hora de corregir una hipo o si se quieren consumir con insulina. Para mi lo que mejor funciona son: tabletas de glucosa, higos, fruta fresca, chuches (solo en hipo!), patata, arroz. Las barritas tipo Mars / Sneakers son un desastre. Comida con gluten muy impredecible.


Glucemia los 3 días posteriores al reto

Una vez más se corrobora lo lejos que se puede llegar usando nuestro propia grasa (prácticamente ilimitada) como fuente de energía. En el caso de un diabético tipo 1, una dieta baja en hidratos, alta en proteína y moderada en grasas (sin necesidad de contar gramos o kcal) brinda la oportunidad de acariciar la normoglucemia - incluso durante el ejercicio! Habría que ver las curvas glucémicas de un no T1D consumiendo geles a diestro y siniestro...


Glucemia (izquierda) y cuerpos cetónicso (derecha) al levantarme el día siguiente. Fecha y hora son erróneas.

Reducir carbohidratos en T1D es una intervención TERAPEÚTICA que raramente es presentada al paciente durante su debut y educación diabetológica. Eso sí, la información sobre las complicaciones 'asocioadas' a esta patología es abundantemente disponible. También lo es la mirada de pena. Menos paternalismo, y más curiosidad científica. Menos confromismo, y más ambición.


Es dulce, sí, pero no merecce la pena. Cada 30 segundos se amputa un pie debido a la diabetes.

TYPEONEGRIT #letmebe83

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